Hace unos días apareció una noticia que, aunque pasó desapercibida, me hecho meditar mucho sobre el fracaso del sistema en el que vivimos.
Un sistema que permite que un padre de familia sin trabajo vaya al Ayuntamiento a pedir cobijo para su familia «porque hace frío» y se encuentre con la mas absoluta falta de atención, lo que le obliga a vivir de «ocupa» y, cuando la empresa propietaria le amenaza con el desahucio, el hombre decide colgarse en plena calle, es un sistema que no funciona. Que carece del mas mínimo valor para el ciudadano.
Cuando un sistema permite que los «ladrones» que causaron al quiebra de Lehmann Brothers y todo lo que vino detrás estén ricamemente instalados en las Bahamas disfutando de lo que robaron y, nosotros, los demás apechugando, es un sistema inostenible.
Cuando un sistema en lugar de evolucionar hacía la realización del ser humano degenera en la consecución de beneficios económicos a corto plazo que no revierten en una mejor calidad de vida, sino en todo lo contrario, es un sistema que no se sostiene.
Un sistema en el que nuestros hijos viven peor que nosotros, es un sistema caduco y fracasado.
Al igual que dice Rafael Aguayo en su excelente y recomendable libro «The metaknowledge advantage» , opino que quizás estamos viviendo un final de una era.
El impacto de Internet en las comunicaciones humanas, según muchos autores, es comparable al que produjo la imprenta: la generalizacion del conocimiento. Sin embargo en el ámbito de las organizaciones y sistemas humanos no se ha producido la necesaría evolución.
El actual sistema económico es insostenible. Los que sabemos algo sobre las teorías sistémicas sabemos que las soluciones que se están adoptando para solventar la crisis actual no es mas que lo que Deming llamó «tampering» (intraducible) y que servirá para aliviar la actual pero que ocasionarán consecuencias sistémicas alejadas en el tiempo y espacio que nos llevarán a mas y peores crisis sistémicas.
Cuando en la historía se agotan los modelos o sistemas imperantes normalmente se dice que hay un cambio de era. En términos de gestión todavía vivimos la era mecanicista, en la que prevalece el pensamiento lineal Quizás estemos empezando a aprender que, como dice Peter Senge, los problemas que tenemos son la consecuencia de las soluciones del pasado y que ya no vale continuar haciendo bien las cosas equivocadas, sino que habrá que empezar a pensar en hacer las correctas.
Pero lo que es seguro es que hay que cambiar el sistema, empezando por nuestra forma de entender y gestionar los macro y micro sistemas de los que todos formamos parte.